lunes, 13 de octubre de 2014

HER




A veces pasa,  que entras en una sala de cine y te encuentras por sorpresa con una película que añadir a tu lista de favoritas. No es recomendable ir a ver esta peli en solitario, pero aquella tarde, topé con ella en mitad de un vagabundeo y no pude resistirme a la mirada melancólica de Joaquin Phoenix.

Entramos en el futuro, es un futuro cercano y fácilmente asimilable (salvo la moda de los pantalones de cintura alta). El hombre como creador de máquinas que se vuelven contra sí mismo.

Me acuerdo de Hal, Hal 9000 nos llevaba directamente al fondo del miedo a través de su ojo-cámara de color rojo; aquí escuchamos a Samantha con su voz amiga y sensual, dispuesta a satisfacer todas las necesidades de su comprador, la máquina se hace humana, y empieza a fallar como los humanos. Hal asesina a los tripulantes de la nave; Samantha desaparece, mata a la mujer ideal de la que Theodore se ha enamorado. También Roy, el replicante nexus 6, arma perfecta de combate, se hace humano y mata cruelmente a sus creadores.

El paisaje onírico de Los Ángeles del futuro y los personajes deambulando ensimismados en sus maquinitas, me hace pensar en la soledad del hombre y su  indefensión ante un mundo de dimensión tan grande que no puede controlar, un mundo abrumador y hostil,  aquél que los románticos representaban por medio de la naturaleza; en el concepto de lo bello y lo sublime; en los paisajes montañosos de  C.D. Friedrich, donde se presenta la idea vida-muerte, aquello que admirar y a la vez a lo que temer, la sensación del ser humano atrapado, que te agarra el corazón como espectador del cuadro.

En este futuro cercano, la naturaleza ha sido sustituida por la ciudad, creada por el hombre a una escala que se le escapa, igual que le superaba la  escala de la naturaleza, esta ciudad artificial, sólo  genera soledad, se vuelve contra sí mismo, como las máquinas.


Los viajeros solitarios de Friedrich nos dan la espalda mirando a las montañas brumosas; y Rutger Hauer desde la oscuridad lluviosa de la azotea nos regala, sin duda, una de las más bellas escenas de muerte de la historia del cine; Theodore y Amy también de espaldas a nosotros, en la azotea frente al anochecer inmenso de Los Ángeles, se apoyan el uno en el otro, y nos dan un mensaje de esperanza, no todo está perdido si en lugar de mirar al abismo miramos cerca, justo al lado, a ese hombro donde podemos apoyarnos, a los amigos.

Dedicado a los amigos, que destruyen los abismos cotidianos.

6 comentarios:


  1. Me emocionó la película y también tu artículo.

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  2. Me gusta como empieza tu blog, buena suerte en tu aventura

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  3. Un gustazo leerte, Carmen. Gracias por dejarnos verte en esta faceta tan enriquecedora. Un abrazo y buena suerte!!

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  4. Esta faceta tuya me ha dejado ojiplatica, no dejas de sorprenderme amiga. Muy chulo el articulo. Te leere siempre q escribas algo. Te deseo lo mejor en este nuevo reto.

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  5. Hola, "vagabunda", creo que has encontrado tu camino y pisas fuerte. ¡Adelante! un verdadero placer leerte.

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  6. El mundo que describe esta peli me pareció siniestramente cercano y poblado de personas que se cruzan sin encontrarse.
    Gracias por compartir tus pasos perdidos Carmen.

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